En madrugada del 15 del 15 de octubre de 2016 ocurre una pelea en un bar de Altsasu (Navarra); un tiniente de la Guardia Civil, fuera de su servicio, es trasladado en ambulancia al hospital. Los médicos confirman que tiene un tobillo roto. La noche termina con dos detenidos, que son puestos en libertad dos días más tarde. La Guardia Civil se hace cargo del caso y la noticia se extiende rápidamente. Altsasu aparece en los medios como un municipio hostil dividido en dos bandos, donde una parte de la población somete a la otra..

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En una espectacular operacón mediática se detiene a ocho jóvenes y siete de ellos son encarcelados a 400 kilómetros de sus hogares. Ingresan a prisión provisional bajo un duro régimen siendo acusados de terrorismo, lo cual incluye el aislamiento total durante 22 horas al día y la intervención de todas sus comunicaciones. El fiscal pide un total de 375 años por delicto de terrorismo. Serán juzgados por un tribunal de excepción; la Audiencia Nacional.

El hecho sacude por completo la vida de ocho jóvenes y de sus familias, que deben aprender a vivir bajo la presión y la amenaza de una pena de prisión para toda la familia.